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EL FUTURO DE LA JUSTICIA SALTEÑA

La penetración de las tecnologías de información y comunicación en la sociedad se encuentran cambiando todos nuestros espacios de interacción y en época de pandemia por la que atravesamos, la digitalización en la Justicia ha demostrado ser una imperante necesidad en el marco de esta “nueva normalidad”.

Pero ¿Qué es la nueva normalidad?

Este término propuesto por la Organización Mundial de la Salud (OMS), surgió el 16 de abril del 2020 para hacer referencia a la etapa escalonada de retorno a las actividades laborales y recreativas a las que pueden acceder las poblaciones en función del levantamiento paulatino y progresivo del confinamiento. Esta transición hacia la “nueva normalidad” conlleva medidas estrictas de higiene, salubridad y distanciamiento social, incluyendo el uso obligatorio de barbijo o tapabocas.

La nueva normalidad en la actividad judicial

Como en muchos otros ámbitos, el aislamiento social preventivo y obligatorio impulsó a los Poderes Judiciales a implementar rápidamente soluciones tecnológicas para permitir la continuidad de su actividad. Llevo a que el Poder Judicial se ponga a la altura del siglo XXI. Así, tras años de planear la “digitalización, pero en la práctica seguir en plena era de papeles y engorrosos expedientes cocidos a mano, la provincia de Salta fue la segunda del país en retomar la actividad judicial y la feria judicial extraordinaria se levantó el 11 de mayo de este año.

Salta implementó una batería de soluciones en materia tecnológicas incluyendo mesa virtual, teletrabajo para los magistrados y funcionarios; oficios digitales, audiencias en forma remota; ampliación de la Orden de Pago Electrónica y sistemas alternativos de fichados. La Mesa Virtual permite la presentación de escritos de abogados y magistrados del Poder Judicial y Ministerio Publico en forma remota. La mesa fue creciendo en funcionalidad e infraestructura lo que generó la necesidad de ampliar la plataforma aumentando los servidores disponibles para ello con la finalidad de mejorar el servicio.

Sin embargo, la pandemia se ha encargado de desnudar por completo las falencias estructurales de nuestro sistema. El covid corrió el telón de una función que lleva una eternidad preparándose pero que lastimosamente nunca ha colmado las expectativas.

Parece increíble escribir, que en pleno siglo XXI donde las gestas tecnológicas actuales apuntan a una modernización absoluta nuestra justicia siga dependiendo del papel para registrar todo lo que sucede en los procesos.

¿Por qué vivimos encerrados en una realidad judicial propia de hace medio siglo teniendo los elementos sencillos que nos pueden traer a la actualidad? ¿Por qué no concretar aquellas ideas de digitalización de todos los expedientes?

Los juzgados han intentado adaptarse en tiempo record a todos los cambios que estamos viviendo y que creemos deben quedar instalados en el futuro de nuestra Justicia, para lograr así un sistema eficiente y dar una respuesta adecuada y rápida a quienes acuden a la protección de sus derechos. En el futuro, de hecho, el verdadero desafío para la Justicia será mantener y mejorar esta forma de trabajar que acelera los trámites y reduce los costos económicos del servicio.

Debemos tener conciencia de que no se puede volver atrás; que esta pandemia por la que atraviesa la humanidad debe dejarnos, al menos, la enseñanza de una forma de trabajar más eficiente, a través de la incorporación de más y mejores herramientas tecnológicas.

El acceso a la justicia es un pilar esencial del Estado de Derecho. La repentina aparición de la pandemia del Covid-19 no podía dificultar el ejercicio de este derecho fundamental de las personas. Quizás sea ésta la oportunidad para modernizar, innovar y mejorar la administración de justicia, dando respuesta así a una sociedad que reclama celeridad en su accionar. Lo que ha generado la pandemia, en resumen, es la aceleración del proceso de digitalización que ya se venía llevando adelante desde hace años. Con las limitaciones que plantea un equipamiento en muchos casos obsoleto y la arraigada costumbre de trabajar sobre el papel resulta muy claro que el trabajo electrónico ha ganado un gran protagonismo durante esta crisis.

Estamos ante un hito que nos permitirá hacer reformas judiciales que realmente impacten en el ciudadano y su expectativa de justicia.