La migración internacional (de un país a otro) es un fenómeno principalmente urbano que no solo enriquece y potencia la pluralidad cultural, sino que también constituye un gran desafío en la prestación de servicios por parte de las ciudades “receptoras”.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) define a un migrante como cualquier persona que se desplaza, o se ha desplazado, a través de una frontera internacional o dentro de un país, fuera de su lugar habitual de residencia independientemente de:
- su situación jurídica
- el carácter voluntario o involuntario del desplazamiento
- las causas del desplazamiento
- la duración de su estancia.
La llegada de estos nuevos habitantes, puede resultar en un valor agregado para la ciudad o estresar la dinámica de territorios que, en ocasiones, ya enfrentan problemas preexistentes. Los estudios han demostrado que la migración tiene la capacidad de enriquecer a la comunidad de acogida, sin embargo, la migración también pone a prueba la robustez de las ciudades para prestar servicios urbanos de manera efectiva, resolver el acceso a un hábitat digno, enfrentar procesos de ocupación informal y de segregación, y evitar la xenofobia y la discriminación hacia sus nuevos habitantes.
Lo que nos lleva a preguntarnos: ¿Como integramos efectivamente a la población migrante a las ciudades?, ¿Cómo le damos forma a esta nueva ciudad con un tejido cultural cada vez más plural?, ¿Cómo podemos lograr que la migración pueda ser vista como un importante activo para nuestras ciudades?
FORTALECER LA CIUDAD
A lo largo de la historia del planeta el ser humano se ha desplazado en búsqueda de mejores condiciones de vida o como respuesta a condiciones adversas de carácter social, político o climático. De esta manera, la migración se ha constituido en un proceso continuo de tendencia ascendente ininterrumpida; sistematizar la información disponible y conocer la trayectoria del migrante puede contribuir a lograr procesos de integración socio-urbana más efectivos.
Reconocer la anticipación, la preparación, el desplazamiento, la llegada, la acogida, la integración y el retorno como parte del proceso contribuye a poder estudiar el fenómeno migratorio. El reconocimiento de la interdependencia entre las distintas etapas y la posibilidad de que cada uno de los actores pueda estar mejor preparado contribuyen a una migración más digna y efectiva.
Las ciudades juegan un rol clave frente a estos escenarios migratorios. Cuando el fenómeno migratorio sucede de manera gradual, las ciudades pueden prepararse y amortiguar los efectos de una mayor llegada de personas, pero es otro el escenario cuando la migración sucede de manera repentina y masiva. En este contexto, las ciudades de frontera, tránsito y destino tienen el reto de buscar mecanismos para adaptarse y hacer frente de manera inmediata a los desafíos que se presentan en cada una de estas etapas de la trayectoria del migrante.
TÁCTICAS, ESTRATEGIAS Y POLÍTICAS PARA CONSTRUIR CIUDADES PLURALES (INMIGRANDO: CONSTRUIR CIUDADES PLURALES Por Felipe Vera, Verónica Adler & Paola Ortiz Baez – BID)
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ESTRATEGIAS DE ANTICIPACIÓN
Los flujos migratorios se desarrollan a través de trayectorias que, por lo general, se mantienen estables durante amplios márgenes de tiempo. Ello hace posible planificar el recibimiento
digno de quienes llegarán en situación de movilidad humana. Tanto el bienestar inicial de éstos como el de la población local dependen de la capacidad de anticipación que tengan las ciudades destino, de la lectura adecuada de la realidad y de la naturaleza misma del fenómeno migratorio.
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ESTRATEGIAS DE PREPARACIÓN
Cuando la causa de la migración no es abrupta, el migrante comienza la preparación para realizar el desplazamiento, y a su vez las ciudades destino para recibirlo.
Por su propia naturaleza, la migración ejerce presiones no contempladas sobre las ciudades de destino, lo que frecuentemente fricciona la normalidad de la sociedad que la acoge. Es por ello que, previo al inicio del flujo migratorio y cuando los sistemas lo permiten, las ciudades destino comienzan el proceso de acondicionamiento oportuno y adecuado a los posibles desafíos asociados a la migración.
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ESTRATEGIAS DE DESPLAZAMIENTO
El desplazamiento suele ser una de las etapas más difíciles en el ciclo de la migración masiva forzada. Mientras dura, los viajeros carecen de acceso a protección física, alimentación adecuada, instituciones de denuncia, atención médica, ayuda psicológica, educación, etc.; condición que aumenta dramáticamente su vulnerabilidad frente a redes delictivas de trata de personas, narcotráfico y explotación sexual. Por ello, viajar en grandes grupos se ha convertido en una de las estrategias más comunes para enfrentar esta realidad.
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ESTRATEGIAS DE LLEGADA
La respuesta de las ciudades a la llegada de migrantes, depende en gran medida de la intensidad del flujo y de si existió una preparación adecuada o no. Cuando el flujo es gradual y reducido, la ciudad tiene buenas probabilidades de gestionar su absorción con efectivas intervenciones pequeñas y sostenidas. En cambio, cuando el flujo es masivo y concentrado, la ciudad debe recurrir a soluciones temporales que resuelvan la urgencia
humanitaria mientras despliega estrategias de integración social. A esta realidad responden los campamentos localizados en el borde urbano y la transformación de estadios, escuelas u otras edificaciones en residencia de migrantes.
Es claro que ambos procesos son complementarios, en principio. Sin embargo, la experiencia revela que en muchos casos las respuestas transitorias de ayuda humanitaria terminan convertidas en “soluciones” permanentes, lo que dificulta el fortalecimiento de las capacidades de planificación urbana e integración social de la ciudad destino y deriva en la precarización de las condiciones de los migrantes.
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ESTRATEGIAS DE ACOGIDA
Una vez que los migrantes encuentran alojamientos más o menos estables, y logran penetrar el tejido urbano, las ciudades destinos se enfrentan a un nuevo reto: el de la acogida.
Cuando las normas e instituciones no han sido reestructuradas y adecuadas a tiempo, ocurrirá que, por ejemplo, los nuevos habitantes no podrán acceder apropiadamente a salud, educación, financiamiento, protección, entre otros servicios. Ello no solo porque en muchas ocasiones se requiere de un estatus legal certificado para gozar de esos servicios, sino porque los distintos idiomas, prácticas culturales e incluso patologías médicas y tratamientos se imponen como barreras naturales a la a comunicación efectiva entre las partes.
El desafío de las ciudades se encuentra en generar dispositivos que comprendan la diversidad y posibiliten el ejercicio de derechos durante este periodo de transición y acoplamiento, tanto de la ciudad de acogida como de los diferentes grupos migrantes.
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ESTRATEGIAS DE INTEGRACIÓN
La integración es la columna vertebral de las sociedades armónicamente diversas, y el fruto de lograr que unos a otros se miren como semejantes, desde posiciones de empatía y
fuera de prejuicios, exclusión y marginalidad. Es por tanto un proceso colectivo, altamente complejo y multifactorial, en el que deben concurrir la diversidad más amplia de actores y que, de cierta manera, resulta transversal a todo el ciclo de migración, aunque tenga momentos específicos en los que se expresa de manera cristalina. Es también aquí donde se constata la eficacia de las etapas anteriores, de su robustez depende que la migración sea percibida como un problema o una ventaja.
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ESTRATEGIAS DE RETORNO
El retorno, al igual que el resto de las etapas de la trayectoria del migrante, genera impactos tanto para quienes se desplazan como para las comunidades que los recibirán. Sin embargo, involucra de manera especial a las ciudades y territorios de origen de la población migrante.
Además, muchos que retornan tras haber vivido largos años en el exterior, sufren de lo que se conoce como “choque cultural inverso”, un fenómeno en el que sienten ajena la propia cultura
matriz.
IMPACTO DE LA PANDEMIA SOBRE POBLACIÓN MIGRANTE EN ARGENTINA
Las personas que previamente a la pandemia se encontraban en situación de vulnerabilidad, vieron incrementadas esas vulnerabilidades a causa de la situación sanitaria mundial planteando grandes retos de protección, sobre todo para los sectores económicos y humanitarios.
El universo de la comunidad migrante en general, es una población que en mayor o menor medida se encuentra en riesgo por motivos propios de las rutas migratorias, la afectación de acceso a derechos, la escasez de oportunidades por carencia en los medios de vida, la falta de un alojamiento o acceso digno a la vivienda, exposición a patrones de discriminación y xenofobia, trata de personas, entre otras circunstancias.
En Argentina, como consecuencia del brote de COVID-19 se dispuso el cierre total de fronteras, lo que afectó severamente el habitual flujo migratorio de los pasos terrestres, principalmente La Quiaca y Puerto Iguazú. El ingreso de personas migrantes por pasos terrestres, que en los meses previos a la pandemia alcanzaba entre cinco mil y seis mil ingresos de manera mensual, se vio mermado, llegando solo a 20 y 30 personas y de forma excepcional por razones de protección internacional. El cierre de fronteras sumado al aislamiento social preventivo y obligatorio ha impactado de lleno en la población objetivo, imposibilitando las reunificaciones familiares, la movilidad de las personas migrantes para llegar a su destino final y la necesidad de cumplir el aislamiento para aquellos que, habiendo arribado al país hacía solo un par de días, no tenían vivienda donde realizar la cuarentena.
SALTA, UNA CIUDAD SOLIDARIA CON LOS INMIGRANTES
La intendenta de la Ciudad de Salta, Dra. Bettina Romero, firmó convenio con Naciones Unidas, para formar parte de la Red de Ciudades Solidarias con los refugiados y migrantes.
«Ciudades Solidarias» tiene su origen en el Plan de Acción de México (2004) y el Plan de Acción de Brasil (2014). En Argentina ya forman parte de Ciudades Solidarias la ciudad de Buenos Aires, San Luis y Salta. Otras ciudades latinoamericanas, como Montevideo (Uruguay), Quito (Ecuador) y Santiago (Chile), también participan de la iniciativa.
El Programa de Comunidades Migrantes y Asuntos Extranjeros de la Municipalidad de Salta viene desarrollando un importante trabajo conjunto con la Fundación Acnur, de allí surge esta articulación tendiente a facilitar trámites migratorios a refugiados venezolanos, ya que desde la Secretaría de Desarrollo Humano se habilita a una asistente social para que elabore el informe socio-ambiental a las personas que lo requieran, para ser presentado ante la Dirección de Migraciones Salta y así sean exceptuados del pago de tasa migratoria.