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INFORME DE COYUNTURA N°67: LA DEFORESTACION MUNDIAL

La deforestación, es un proceso provocado por la acción de los humanos, en el que se destruye o agota la superficie forestal,​ generalmente con el objetivo de destinar el suelo a otra actividad. En la actualidad, está directamente relacionada con las actividades industriales, como la tala y quema para la expansión de la frontera agrícola para dar lugar a la agricultura intensiva y la ganadería.

La pérdida de bosques en el mundo se reduce en cifras estadísticas, pero continúa y urge adoptar medidas ante el daño ambiental, social y económico que implica para el planeta.

El mundo cuenta hoy con 4.060 millones de hectáreas de bosques, lo que equivale a 0,52 ha por cada habitante de la Tierra. En términos netos -incluyendo la expansión de los bosques, la superficie forestal mundial ha disminuido en 4,7 millones de ha anuales desde 2010.

Casi un tercio de la superficie terrestre del planeta está cubierta por bosques, que aportan gran cantidad de materiales, servicios, belleza estética y sustentan los medios de vida de millones de personas.

Los bosques son parte importante de nuestras vidas, y pueden verse en nuestros alimentos, en el mobiliario doméstico y sentirse en el aire más limpio que respiramos gracias a su presencia, por lo que debemos esforzarnos más y colaborar en todos los sectores, para frenar más rápidamente la deforestación. Cada vez más zonas forestales están sujetas a planes de ordenación a largo plazo, que son esenciales para alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible.

El ODS 15 hace un llamamiento para proteger, restaurar y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, es decir, fomentar la “vida en la tierra”.

La Evaluación de los recursos forestales mundiales ofrece una visión integral de los bosques del mundo y es una herramienta fundamental para la formulación de políticas, prácticas e inversiones adecuadas.

Argentina está entre los 10 países que más desmontaron en las últimas tres décadas: se perdieron cerca de 8 millones de hectáreas de bosques (el equivalente a la superficie de la provincia de Entre Ríos). El 80% de la deforestación se concentra en las provincias de Salta, Santiago del Estero, Chaco y Formosa.

El Gran Chaco es el segundo en tamaño y biodiversidad después de su vecino, la selva amazónica. A diferencia del húmedo Amazonas, el Gran Chaco se encuentra en un clima semiárido y su vegetación es menos colorida. Sin embargo, ambos ecosistemas tienen algo en común: están sufriendo una rápida deforestación en pocos años.

El Gran Chaco abarca unos 650.000 kilómetros cuadrados repartidos entre Argentina, Paraguay, Bolivia y Brasil, lo que lo convierte en el bosque seco más grande de Sudamérica.

Este bosque se compone en gran parte de arbustos y árboles caducifolios -pierden sus hojas en otoño e invierno- que proporcionan hábitat a miles de especies de plantas y cientos de especies animales.

la NASA – Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio de los Estados Unidos, publico las observaciones de los satélites Landsat, que indican que aproximadamente el 20 por ciento, 142.000 kilómetros cuadrado de este bosque se convirtió en tierras de cultivo o pastoreo entre 1985 y 2013.

Las imágenes satelitales difundidas muestran la deforestación en un lapso de dos décadas en la provincia de Salta y sus alrededores. La imagen tomada el 18 de diciembre del 2000 muestra una mezcla de tierra despejada y áreas más verdes. La imagen tomada el 24 de diciembre de 2019 muestra una gran parte del bosque reemplazada por grandes campos.

Parte del gran chaco en el año 2000

Parte del Gran Chaco en el año 2019

Gran parte del bosque talado se ha convertido en tierras agropecuarias para el cultivo de soja y la cría de ganado.

Controlar la deforestación en el Gran Chaco ha sido un reto. En 2007, Argentina promulgó una «ley forestal» nacional que ordenaba a los gobiernos locales regular la expansión agrícola a gran escala y establecer prácticas de protección a los bosques nativos.

Sin embargo, la investigación señala que los gobiernos locales no lograron hacer cumplir la ley en ciertas zonas protegidas, algunas de las cuales experimentaron un aumento en la deforestación después de aprobarse la ley.

En medio de la cuarentena actual, de acuerdo a lo denunciado por la ONG Greenpeace, se desmontaron 9.360 hectáreas en estas provincias del norte argentino. Los datos abarcan desde el 15 de marzo al 30 de abril y surgen de un monitoreo satelital. Esta superficie equivale a la mitad de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Las principales razones por las que debemos proteger y preservar nuestros bosques.

  • Cada año, se queman o talan alrededor de 13 millones de hectáreas de bosques en todo el mundo. Con solo mantenerlos vivos, estos bosques nos ayudarían a mitigar el cambio climático.
  • Los árboles constituyen una tecnología natural increíble. Generalmente llamados los pulmones del planeta, los árboles vivos de los bosques tropicales “inhalan” dióxido de carbono (CO2) del aire. Los bosques sanos limpian el aire y regulan el clima.
  • Los bosques vivos sostienen la vida: benefician a las personas, a las plantas y a los animales por todo el trabajo invisible que realizan como almacén de carbono. También ayudan a controlar el clima del planeta y las precipitaciones.
  • Plantar árboles en bosques dañados o talados crea un cultivo de árboles jóvenes consumidores de carbono.
  • El consenso científico sostiene que mientras mantengamos gases que atrapan calor, como el CO2, en la biomasa –el tejido vivo de los árboles– podremos reducir las alteraciones relacionadas con el clima como las tormentas poderosas, inundaciones y sequías grandes. Los árboles, por lo tanto, nos protegen.
  • Anualmente, se genera más contaminación por la pérdida de bosques que por el transporte mundial, aviones, trenes, automóviles y barcos en conjunto.

 

Infografía

www.nature.org

http://www.fao.org/

https://www.argentinaforestal.com/

www.bosques.org.ar

https://ciencia.nasa.gov/